15 de noviembre de 1922
Por: Sandra López. GAMMA
Fecha: 15 de noviembre, 2005
Luna llena
Como trabajo de expresión oral y escrita, pedí a los/as estudiantes de primer año de bachillerato que escriban sobre el 15 de noviembre de 1922. El 90% de la clase no encontró información y me preguntó que dónde se puede buscar. Me pidieron además que les de alguna pista para buscar información porque no sabían de qué se trataba la fecha.
A manera de pistas, vale la pena saber que existen fechas que no deben ser olvidadas en nuestro país ni en ninguno de los países que luchan por la dignidad de sus pueblos.
Amaneció el 15 de noviembre de 1922, se desarrollaba la primera huelga general en el Ecuador. En Guayaquil, centro industrial y comercial del país, miles de obreros decidieron paralizar todas las actividades: trabajadores de la cervecería, las piladoras, la jabonería, el transporte, los ferrocarriles; zapateros, sastres, panaderos. El paro se había iniciado en días anteriores, paulatinamente se fueron sumando más y más obreros y obreras. ¿Cuáles eran sus demandas?, las mismas ayer, las mismas hoy: mejores salarios, mejores condiciones de vida. Disparos a sangre fría fueron la única respuesta que recibieron.
Las primeras víctimas fueron las obreras del comité femenino “Rosa Luxemburgo” que encabezaban la marcha. De la participación femenina se destaca la acción de Tomasa Garcés y la “Negra” Julia, ellas impregnaron con su testimonio una de las páginas más importantes en la lucha de las mujeres obreras de América Latina. Tomasa, esposa de un dirigente ferroviario, junto con sus hijos, se recostó sobre las rieles de la locomotora para evitar que los trabajadores cedan a las presiones y rompan la huelga. Muchos compañeros y compañeras se le juntaron y la huelga se fortaleció. Ante estos eventos, los soldados se enfurecían cada vez más y como estaban amparados por un “Espero que mañana a las seis de la tarde me informará que ha vuelto la tranquilidad a Guayaquil, cueste lo que cueste, para lo cual queda usted autorizado” explicitado por el presidente Tamayo. Por más de una hora, en el centro de la ciudad se escuchó solo el sonido de las balas.
La siguiente interrogante fue qué hacer con tantos cuerpos (se habla de 5.000 muertos), se ordenó que sean botados al río, pero “llenos de piedras para que no floten”. Unos días después, sobre el río Guayas flotaban cruces. Nadie sabe quién puso las primeras, luego se multiplicaron. Según Joaquín Gallegos Lara, éste era un homenaje para las víctimas que no pudieron recibirlo aquella noche, la del 15 de noviembre de 1922.
¿Somos Tomasas o rompemos filas, nos acostamos en las rieles o caemos directo en las trampas que son colocadas cada día para que la huelga se rompa?. No enterremos los hechos con piedras, deben flotar para la historia, como ejemplo y bandera.
En época de refundar el país, en tiempos de Constituyente, las obreras y los obreros caídos el 15 de noviembre nos marcan el camino. Mientras la situación no cambie, las cruces sobre el agua seguirán flotando.