Este episodio forma parte de la serie «Mujer, historias no contadas».
La serie es una adaptación basada en el concurso Mujer, imágenes y testimonios.
Este episodio forma parte de la serie «Mujer, historias no contadas».
La serie es una adaptación basada en el concurso Mujer, imágenes y testimonios.
Rosa Elvira Palomeque López
(Chordeleg, 1900- 1986) Artesana alfarera, reconocida en su pueblo como una de las más grandes representantes de este arte, inició su trabajo desde temprana edad puesto que sus padres se dedicaban a la misma actividad. Se cuenta entre sus principales obras la elaboración de un cáliz que fuera entregado al Papa Juan Pablo II durante su visita al Ecuador en 1985.
Su trabajo fue reconocido, los jarrones, los platos y demás artículos eran muy bien elaborados; decorados de figuras relacionadas con la naturaleza que tenían gran acogida porque expresaban su alegría y su respeto a la madre tierra.
El desafío más grande inició con la muerte de su esposo, este acontecimiento fue un reto considerando que ella hasta ese momento se encargaba sólo de la pintura de los objetos; esta pérdida le colocaba ante dos caminos: abandonar esta actividad o aventurarse en la fabricación y decoración de objetos; ella eligió el segundo, no tardó mucho en superar la meta que se planteó.
Con el paso del tiempo, Elvira Palomeque, fue reconocida en todo el país, recibiendo constantes visitas nacionales y extranjeras que disfrutaban mucho del ingenio y habilidad de esta importante ceramista, lo que contribuyó a que Chordeleg sea reconocida por esta actividad.
La recuerdan en su familia como una mujer que predicaba la alegría en el trabajo, el amor a cada pieza que elaborada, sus consejos a favor de la paz y en contra de la violencia, sus sabias palabras, y se deseo de continuar con sus actividades hasta morir.
Elvira Palomeque murió a sus 86 años de edad sin perder en ningún momento la alegría, dejando grandes legados a sus hijos y a su pueblo, sus obras se encuentran repartidas por muchos lugares, así como sus enseñanzas y su aporte al arte y a las culturas de nuestro país.
Cuáles con los signos contrahegemónicos
Contrario a las imposiciones de este sistema patriarcal, Elvira demostró al quedar viuda, que el trabajo que implica el uso de la fuerza no está destinado solamente a hombres jóvenes; por ello sin problema, incorporó a sus responsabilidades, la de trabajar en la elaboración de las piezas desde la preparación de la tierra, el moldeado en el torno y la pintura de cada obra, rompiendo con los estereotipos creados sobre el trabajo destinado socialmente para las mujeres.
SUSANA REYES
(Quito, Ecuador) Maestra, coreógrafa, bailarina. Vivió en la Loma Chica, en el centro de Quito, desde pequeña amaba de la danza como un espacio liberador que le permitió encontrarse a sí misma y no perder su dignidad, una enseñanza profunda de una luchadora por los derechos de las mujeres, su madre que era lavandera y que privilegió el respeto por la condición humana, marcando profundamente la vida de la artista.
Bailaba para las mujeres lavanderas, la amaban porque las unificaba en la construcción de un camino hacia mejores días para todas y todos; se presentaba en las reuniones del Comité del Pueblo, en las reuniones del sindicato de lavanderas, porque su danza les devolvía su ser profundo, su identidad.
En los años’70 mientras estudiaba artes en la Universidad, Susana se cuestionaba sobre diferentes posiciones en la negociación del arte, ella recogía la riqueza de los pueblos milenarios, que comparten su arte, no compiten, porque eso deshumaniza el arte.
Viajando por muchos países de Europa y América, llega a Estados Unidos en donde permanece un año estudiando danza y en una presentación en New York, conoce a Moti Deren, un músico y compositor, con quién en 1986 decide compartir su vida y será un aporte fundamental para la materialización de algunos de sus grandes proyectos.“Seré tu compañera por ese día. Quizá también por el día siguiente y acaso por el próximo. Sin juramentos”. Susana tiene dos hijas Atala y Sisa, con quienes mantiene una conexión muy fuerte, a ellas ha transmitido el amor por la danza y la música.
En 1992, junto con su compañero construyeron “La Casa de la Danza”, un espacio para la cultura, en el que desde sus inicios se organizaron eventos por el Día de la Mujer. Desde este espacio se creó la propuesta denominada “la danza para la vida”, en donde se consagra en el trabajo con las mujeres, en el manifiesta, dar, recibir y crecer; este espacio le ha permitido redescubrirse como ser humano, esto le significa una fuente inagotable de sabiduría, de poder, de pensar, en donde recuerda a las mujeres cómo recuperar su esencia a través de talleres en donde Susana se ha entregado en un trabajo intenso y muy satisfactorio.
Con “La Casa de la Danza” ha desarrollado un trabajo dedicado a personas de diferentes sectores que por diferentes motivos sus derechos han sido vulnerados; uno de los espacios con los que ha trabajado es el “Centro de la niña trabajadora”, niñas entre 6 a 16, 17 y 18 años, dos veces a la semana; otra institución es el Centro de Desarrollo Integral de la Dra. Vera Kohn, con un programa de la Comisaría de la Mujer, dirigido a mujeres que denuncian violencia; Universidad Indígena de Chimborazo, organizaciones religiosas, el Centro Raíz de Quito y con organizaciones de Derechos Humanos nacionales e internacionales.
Graduada con honores como mejor egresada del Instituto Nacional de Danza 1978, comisionada para realizar la Misa Campesina en la Iglesia Saint John the Divine, y realizar un montaje en el Teatro “La Mama” en Nueva York, 1984; Coreógrafa Internacional en un montaje en el American Dance Festival, 1992; condecoración al “Mérito Cultural”, Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1995; condecoración “Centenario Benjamín Carrión” por su aporte a la Danza 1997; nombrada como una de las figuras más relevantes de la danza latinoamericana por la Bienal de la Danza de Lyon, Francia 2002.
Susana tiene aproximadamente 100 coreografías, tanto como solista cuanto para grupos, algunas de ellas son: Amakuna, Jacinta, Yo mujer, Waimiaku, del amor y la esperanza, la maquila, Oscuranto, Magiaimagenes, La regüelta, Cantuña, Memorias de arcilla, Tejedoras de sueños, Niño corazón. La mayoría de estas obras han sido presentadas en nuestro país como y en el exterior y cuentan con el acompañamiento musical de su compañero Moti Deren.
En el marco del 8 de marzo la “Casa de la Danza” que dirige Susana reyes, organiza el festival “Mujeres en la danza”, que para la artista significa mucho más que un evento cultural; con ceremonias ancestrales y con rituales, significa un tributo a la mujer, un tributo a la vida, a la esencia femenina y a la fuerza creadora en el que participan mujeres y hombres. “El Festival Mujeres en la Danza mantiene su ideal primigenio y su claridad como proyecto social y cultural. Apuesta por su influencia y su permanencia no sólo en el tiempo sino también en la conciencia de sus muchos seguidores”.
Signos contrahegemónicos
Susana en su propósito de recordarnos la condición sagrada de nuestra humanidad, ha desarrollado una danza que permite encontrar nuestra identidad, nuestra unidad con la Luna, con el Agua, con los Animales, con toda la red de la vida, y reconocernos en cada elemento que forma parte de nuestro planeta y de nuestro universo; este aporte ha llevado a los teatros más famosos del mundo, así como a barrios, a cárceles, a escuelas, etc.
“La danza no es un camino al escenario, es un camino a la vida; si la danza te devuelve tus alas, yo me muero bailando, y me muero luchando porque todo el mundo tenga acceso a la danza”
Susana Reyes
SARA VANEGAS COVEÑA
(Cuenca, 19 de Octubre de 1950) Poetisa, la segunda de nueve hijas e hijos de Porfirio Vanegas Andrade, y de Blanca Coveña Baquerizo. Cuando Sara tenía tres años, debido al trabajo de su padre viajan a Guayaquil y luego a Santa Elena en donde ingresa a la escuela “Dieciocho de Agosto”.
Desde pequeña, sintió mucho interés por la lectura, el primer libro que leyó fue el “Romancero Gitano” de Federico García Lorca, comenzando con él su inmenso amor por la poesía. En 1962 ingresó al Colegio Municipal “Guillermo Ordóñez Gómez” en el que permaneció hasta el cuarto año de secundaria.
En 1966 la familia Vanegas Coveña regresa a Cuenca, Sara es matriculada en el colegio Manuela Garaicoa de Calderón, en el que se gradúa en la especialización de Químico Biólogo. A los 18 años obtiene una beca para estudiar en Alemania y dos años más tarde viaja, realizó sus estudios universitarios y saca los títulos de Doctora en Filología Germánica, Profesora de Lengua y Cultura Alemanas, Gran Diploma Alemán; posterior a sus estudios Sara ingresa como docente a la Universidad Munich.
Durante los 10 años que Sara permaneció en Alemania se publicaron algunas de sus obras, patrocinadas por la Casa de la Cultura, lastimosamente sin suficiente difusión. En Alemania Sara se hace acreedora de una beca en España, en donde continúa sus estudios y saca su título de Profesora de Lengua y Literatura Española.
Su retorno a Ecuador le permite aportar con los conocimientos adquiridos en Europa, sin embargo continúa con su pasión, el estudio, obteniendo los títulos de: Profesora de Segunda Enseñanza en la Especialización en Lengua y Literatura, Magíster en Docencia Universitaria, Especialista en Docencia Universitaria, Licenciada en Humanidades Modernas.
Una vida dedicada a las letras se plasma en una poesía profunda, que requiere para su apreciación, a criterio de personas del medio, una formación literaria, porque sus poemas son herméticos.
Por sus obras ha recibido muchos reconocimientos como: Universal Peace Ambassador, Ginebra, 2006; Miembro Fundadora del Parlamento Hispanoamericano de Escritores, México, 2006; Mención de Honor, España, Grupo El Fausto, 2006; Huésped Ilustre, Loja, 2006; Premio Nacional de Poesía “Jorge Carrera Andrade” Quito, 2004; Premio Hoja de Encina, Asociación Prometeo de Poesía, Madrid, 2001; Premio Nacional de Poesía “Jorge Carrera Andrade”, Quito, 2000; Mención Especial de Pegaso Ediciones, Rosario, 2000; Finalista en el Concurso de Poesía Breve, Sor Juana Inés de la Cruz, Correo de la Poesía, Valparaíso, 1995; Miembro de la Asociación Prometeo de Poesía, Madrid, Declaración de Visitante Distinguida, Rosario (Argentina), 1996 (IV Festival Latinoamericano de Poesía), y agosto 2000 (II Encuentro internacional de Escritoras).
Ha tenido durante su vida algunos cargos en el ámbito de la cultura: Presidenta de la Sociedad Ecuatoriana de Escritores del Azuay; Directora de la Sección de Literatura de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Cuenca (dos períodos: 1991-1993; 1993-1995); Directora – fundadora de la Academia Iberoamericana de Poesía, capítulo Cuenca, y de su revista MARGINALIA; Directora del equipo editorial ecuatoriano de FRANCACHELA (Buenos Aires), revista internacional de Literatura y Arte (www.francachela.org), (www.elmurocultural.com); Corresponsal de la Asociación Prometeo de Poesía – Madrid (www.prometeodigital.org); Corresponsal de Goizaldia/Alborada – Bilbao (www.ekimenak/org/alborada); Directora – fundadora de Solotextos, revista cultural de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Cuenca.
A todo lo anterior, se suma el trabajo como docente en diferentes universidades y espacios de capacitación de América Latina y el mundo: Docente de Lengua Española y de Corrientes Estéticas Contemporáneas en la Universidad del Azuay, Investigadora de la Universidad del Azuay, Presidenta de la Comisión de Cultura de la Asociación de Profesores de la Universidad del Azuay, Profesora de Español y Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Cuenca, Profesora en la Universidad Popular de Munich y en la Universidad de Bielefeld (Alemania), Profesora invitada del Programa de Verano Leonir Rhyne Collage, Consultora de Español como Segunda Lengua en Guatemala; dirige dos Talleres Literarios en Cuenca: el Taller de la Academia Iberoamericana de Poesía y “La Pileta”, de la Universidad del Azuay, Fundadora y directora de la Red de Lectura de la Universidad del Azuay.
Entre sus poemarios publicados se cuentan: Luciérnaga y otros textos, Entrelíneas, Indicios, PoeMAR, Más allá del agua, Antología Personal, La poesía junta; también antologías críticas: Escena literaria en Latinoamérica, Poesía y cuento ecuatoriano. Antología temática, Lirica española contemporánea. Poetas de los 70, Antología de literatura infantil, Yo soy Chica, dos libros sobre el uso del español. Coautora en antologías literarias internacionales, poemas traducidos al alemán, francés, inglés e italiano.
Actualmente Sara continúa como docente universitaria en la ciudad de Cuenca, dirige un taller de poesía que incluye a todas las personas que sienten interés por este arte, desde conserjes hasta profesoras o profesores universitarios sin exclusión de ningún tipo, ya que ella considera que la literatura es un camino para construir una verdadera humanidad y que debe estar al acceso de todas las personas.
Signos contrahegemónicos
Sara Vanegas, una mujer sencilla, preparada, inteligente, con una hipersensibilidad que se refleja en sus hermosos, elaborados y profundos poemas, una de las mujeres más preparadas de nuestra ciudad que ha demostrado que la poesía seria y profunda se desarrolla también en las manos y conocimiento de las mujeres, plantea que la poesía como expresión nos lleva por el camino para constituirnos como verdaderamente humanos.
RAQUEL RODAS MORALES
(Paute, 21 de junio de 1940) Maestra, literata, investigadora; desde pequeña sintió una gran atracción por los libros, lo que la llevaba a encerrarse largas horas en el desván de su casa, en Paute, para que nadie interrumpiera su encuentro con las letras enredadas en libros de política y ciencias, que encontraba en el velador de su padre.
Años más tarde su familia se trasladó a Cuenca y ella se matriculó en el normal superior Manuel J. Calle, después de clases pasaba por la calle Bolívar junto a la librería del señor Ignacio Andrade en donde descubre a los 12 años la literatura infantil y desde esa edad adquiere por su propia cuenta una colección de cuentos entre los que se encontraban las historias de Blanca Nieves, el Gato con botas, de Simbad el marino, etc.
Siempre estuvo ligada a la literatura, a los análisis serios; define como su primera etapa en la edad adulta a la del magisterio, después de graduarse, ingresa en la parroquia Turi como maestra unidocente, considera que fue muy feliz en esta etapa porque compartió mucho tiempo y experiencias con las niñas y los niños.
A los 22 años fue nombrada directora de la escuela de niñas en Baños, logró construir la escuela a pesar que el sacerdote de la parroquia se opuso, porque estaba en contra de la escuela laica; por todos los inconvenientes que tuvo son el clérigo, tuvieron que construir la escuela en la noche, usando faroles para iluminar el trabajo, por otro lado el sacerdote quería levantar otra escuela y para ello organizó una gran ceremonia que contó con la presencia del obispo para colocar la primera piedra, pero no colocó nunca la segunda.
Cuando la obra estuvo muy avanzada, la Dinace se hizo cargo, también se construyó un edificio para las jóvenes exalumnas. Era una escuela muy especial, con sus pisos impecables, sus baños siempre limpios, llena de árboles y de flores, con un taller de trabajo para jóvenes, ese año fue premiada por ser la mejor maestra del Azuay.
Las personas más allegadas a Raquel, en conocimiento de sus capacidades y de sus sueños, le impulsaron a tomar una importante decisión en su vida: dejar Cuenca para estudiar comunicación en Quito. Aprobó los exámenes de ingreso en la Universidad Central con las mejores calificaciones, sin embargo la presión de su padre y de su madre porque no soportaban su ausencia, así como la falta de dinero se conjugaron para hacerla volver. De esta experiencia guarda especiales recuerdos como: un encuentro latinoamericano organizado por la CIESPAL, en donde conoció a la una periodista cubana Carmen Alfonso.
Regresó a estudiar filosofía, carrera en la que su madre la había inscrito y por la que no sentía mucha atracción, pero recuerda algo que considera muy importante, en tercer año la facultad exigía tomar la especialización, historia, literatura o filosofía, y Raquel sentía atracción por todas, recuerda que uno de sus profesores les sugirió a las mujeres estudiar historia o literatura, porque según él para estudiar filosofía se requería tener “cabeza de hombre”, esto fue crucial porque ello la motivó a estudiar Filosofía como carrera.
Elegir esta carrera le dio una concepción general de la ciencia, de la historia, del mundo y tomó la dirección de izquierda, cuando conoció el marxismo cambió radicalmente su pensamiento en todo sentido, esto le ocasionó serios problemas que la llevaron a tomar la decisión de vivir sola en un departamento alquilado; este hecho fue un escándalo para la sociedad cuencana, a esto se sumó la dictadura de Velasco Ibarra, siendo Raquel presidenta de la escuela de Filosofía estuvo con orden de prisión y viviendo un exilio en su departamento debido a que la policía esperaba fuera de su casa para capturarla.
Su segunda etapa inicia cuando contrae matrimonio y se liga al teatro, viajan por todo el Ecuador y organizan en Cuenca un centro cultural en su casa, lo llamaron “El Tablado”, fue utilizado para funciones de teatro, para presentar películas experimentales, recibieron artistas de diferentes países de Latinoamérica, llegaron a llamarlo “la pequeña embajada”, lastimosamente en poco tiempo se cerró debido a que la gente ligada a la Casa de la Cultura se opuso a este espacio.
La tercera etapa está dedicada a las mujeres por completo, inicia en los años 70`s cuando por su iniciativa se conformó la primera organización de mujeres llamada “8 de marzo” con Heidy (una mujer alemana), Cecilia Durán, Piedad Moscoso, Geoconda Vanegas, Lina Astudillo, todas se reunían las noches a discutir la situación de las mujeres en los países comunistas, y cómo la iban enfrentando, organizaron muchas actividades, debates con mujeres como Nela Martínez, grandes marchas por el 8 de marzo con las maestras azuayas y luego de esto se formó el Frente amplio de mujeres, siendo Raquel la primera presidenta; publicaron un periódico llamado “Mujeres”. Para esta etapa Raquel había organizado a las mujeres de la UNE, en la “comisión de maestras del Azuay”.
Junto con mujeres esposas de artistas formaron el grupo “La Caracola”, Raquel con ellas escribían otro periódico llamado “Cuarto Mundo”, que desaparece cuando Raquel viaja a Quito y se integra a un nuevo grupo “Eva de la manzana”.
Se unió al Centro de Investigación de Estudios de la Mujer que tenía el periódico “La Mujer”, en el que Raquel escribía, al mismo tiempo que en los diarios Hoy y Comercio temas relacionados con las mujeres, críticas sobre películas o libros relacionados con el temas de las mujeres.
Organizó varios espacios para mujeres como el grupo Gema, el grupo de educadoras María Angélica Idrovo, el grupo Bella Dona con mujeres de escritores y de artistas. Su tiempo lo dividía entre su trabajo y las organizaciones de mujeres fuera y dentro del magisterio.
Con las investigaciones se abre una nueva etapa en la vida de la escritora, dedicada a resaltar la genealogía femenina, la primera que realizó fue sobre mujeres populares, financiada por la FLACSO, luego las vidas de Tránsito Amaguaña, de Dolores Cacuango, de María Luisa Gómez de la Torre, de Laura Neira, de un conjunto de maestras ecuatorianas en un libro que se llama “Maestras que dejan huella”; luego también una crítica a Dolores J. Torres que presenta una visión nueva de su vida.
Después de jubilarse, viajó a España para continuar con sus estudios sobre el feminismo que profundiza y refleja en las revistas “La Caracola”. Raquel tiene alrededor de 50 libros dedicados a mujeres, trabajó en el cine y con sus obras aportó en algunas producciones, “Tiempo de mujeres”, “Camino de Pan”.
Actualmente trabaja en la biografía de Mary Corilé, y en cuentos infantiles, tiene en su mente algunas obras pendientes, como un libro de pedagogía dedicado a las niñas, una novela sobre Florencia Astudillo; un libro de Lecturas para quienes ejercen la docencia y otro que se llama “Había una tal Dolores” que es el comienzo de las biografías mínimas de las mujeres ecuatorianas y cuentos variados.
Signos contrahegemónicos
Las obras de Raquel han aportado para derrumbar algunas de las barreras de la hegemonía dominante, de la hegemonía masculina, de la hegemonía política, han aportado sin duda a mostrar la vida y el aporte de mujeres luchadoras olvidadas e invisibilizadas, que merecen nuestro reconocimiento porque su trabajo ha permitido mejores condiciones para todas y todos.
Por otro lado la conformación de organizaciones, las acciones emprendidas por éstas nos dan cuenta de que su aporte ha sido fundamental para las organizaciones de mujeres actuales, que cuentan con una gran representante de lo que las mujeres convencidas y comprometidas están dispuestas a lograr por tener una sociedad más justa y solidaria.
MARTHA PULLA
(Sígsig, Azuay) Artesana, toquillera, desde pequeña como un legado de su pueblo, de sus antepasados, de su madre, aprendió el tejido de la paja toquilla, el tradicional sombrero, que usaban mujeres y hombres campesinos. Aprendió viendo a su madre, a sus abuelas, este fantástico arte que requiere concentración, habilidad y precisión; en su niñez a través del juego, junto con sus amigas iniciaron los primeros ejercicios de tejido, siempre buscaron la forma de hacer además de artística, divertida esta actividad, jugaban a la “mishada”, esto es terminar la vuelta del tejido, la ganadora recibía las felicitaciones de las personas con las que concursaba.
Martha siempre fue una mujer callada, que con mucha paciencia se dedicaba a una actividad que en el cantón Sígsig se realiza desde hace más de un siglo, durante su adolescencia con la venta de los sombreros que tejía aportaba económicamente para el sostén de sus hermanas, hermanos, madre y padre. Más tarde formó una familia y este trabajo le permitió aportar para estudio, vivienda, alimentación, sin embargo a pesar del tiempo que toma tejer, de la habilidad y de la destreza que demanda y que se adquiere con la práctica y el tiempo, este trabajo era mal remunerado, los sombreros se vendían a intermediarios, lo que resultaba una explotación de la cual no encontraban salida.
Martha, conjuntamente con otras mujeres toquilleras deciden organizarse apoyadas por el sacerdote Rafael Cabrera y forman la Aso. de Toquilleras María Auxiliadora que les abre nuevos horizontes en su trabajo, diversifican sus tejidos, elaboran sombreros más “finos”, carteras, objetos pequeños, que poco a poco empiezan a ser exportados por ellas, inician contactos directamente con compradores de diferentes países de Europa y de Estados Unidos, logran la marca de comercio justo y las socias reciben beneficios, apoyo para ellas y sus hijas e hijos además de un precio justo por su trabajo, eliminando a intermediarios.
Hace unos pocos meses la organización decidió tejer el sombrero más grande del mundo, para ello Martha y las demás socias acordaron que las toquilleras de la comunidad de Dacte se dedicaran al tejido y las demás toquilleras le cobrarían menos a la asociación por su trabajo, de tal manera que el dinero sobrante sirva para pagar a las mujeres encargadas de esta obra maestra.
Sin duda demostraron que la solidaridad de las mujeres cuando tienen un objetivo conjunto es una característica que se mantiene a lo largo del tiempo, este sombrero se ha convertido en un símbolo para el cantón Sígsig, que salió de las manos de trabajadoras artesanas, artistas, que han puesto el nombre de su pueblo muy alto.
Pero además de todo este trabajo que les permite generar ingresos, Martha disfruta de adornar su casa con su habilidad y su conocimiento, de compartir con sus hijas y sus hijos el enseñarles este arte que ahora no representa un trabajo explotado, que ahora gracias al esfuerzo y decisión de mujeres como Martha es considerado un arte y por ello es muy valorado.
La paja toquilla ha permitido a las mujeres campesinas mantener su identidad, causar sensación al verlas por la calle hablar, resolver problemas y tejer perfectamente sus sombreros que recorren el mundo y son muy apreciados por la variedad de colores y adornos que salen de la imaginación, creatividad y habilidad de nuestras toquilleras.
Signos contrahegemónicos
El aporte de Martha se demuestra en la solidaridad característica de las mujeres (contrariamente a los estereotipos sociales que sostienen que entre mujeres existe competencia y envidia), en la construcción y fortalecimiento de la organización para terminar con la explotación y en su constancia para cumplir los objetivos que se propone, ella representa a las mujeres campesinas que luchan por su identidad, por su tierra, por sus compañeras y sus compañeros, por construir una sociedad que no las excluya y que valore sus aportes al desarrollo.
MARGARITA LASO
(Quito, 20 de julio de 1963) Cantante y compositora, desde temprana edad, sintió atracción por el canto, que fue motivado por la afición de su padre, Alfonso Laso, por el canto, por eso ella y sus hermanos desarrollaron ese amor a la música y cuentan con la voz no sólo como un instrumento de trabajo, de servicio, sino como instrumento de alianza, de vínculo familiar. Inició sus estudios en piano a los ocho años, más tarde en guitarra, y en la juventud perfeccionó sus técnicas de canto vocal y de repertorio.
En el colegio y en la universidad, Margarita era la representante de sus compañeras y compañeros en los diferentes eventos, la llamaban “La voz cantante”, esto le abrió un nuevo espacio, ser reconocida como artista, primero en su círculo más cercano y luego en ámbitos más grandes.
Poco a poco su vos se fue convirtiendo en más que un granito de arena para proponer, para aportar. No había pensando en la música como carrera, pero tenía la ilusión de cantar, de estar sobre escenarios, de viajar cantando, cargar la guitarra, las canciones, sus guerreras como las llama. Hasta que decidió organizar un recital, esto implicaba todo un trabajo de producción, de contenidos, selección de músicos, conceptos para los arreglos, cómo presentar la música, un largo trabajo que vería la luz en 1989 y desde ese momento Margarita como solista apuntaría a dar mayor realce a la música ecuatoriana.
Estudió Sociología y Literatura, una de sus actividades es el trabajo literario, que en algunos momentos la aleja de la música y en otros le permite el encuentro con ella. Su literatura ha buscado plasmarse en la composición, y se ha acercado a compositores como Leonardo Cárdenas, Hugo Idrovo, Alex Alvear, Pablo Balarezo que han puesto música a sus letras, procurando sumar a géneros que identificamos como de la tradición ecuatoriana.
Publicó en 1991 su libro “Erosonera”, en 1994 “Queden en la lengua mis deseos”, en 1997 “El trazo de las cobras”, que le permitió obtener el premio Nacional de Poesía Jorge Carrera Andrade, muchos de sus poemas aparecen en varias antologías.
Algunas de sus principales producciones a lo largo de su carrera son: “Luna desnuda”, en 1992; “Canciones de cuna y villancicos” en 1997; “Apostemos que me caso, en 1998”, “vivir en esta Carpuela”, en 2001; “Corazoncito”, en 2009.
El objetivo de la artista es darle el valor de lo que considera es parte de la identidad ecuatoriana, es la herencia de artistas pasados, sugiere que la falta de valoración a nuestra música, provocará poca valoración por lo que cada persona es, y que por lo tanto, es necesario que artistas del Ecuador tengan una presencia creciente y no sólo las transnacionales de la música.
Con su voz armoniosa difunde una parte de lo que heredamos como creación propia las y los ecuatorianos, para ella el camino no ha sido fácil como para muchas mujeres artistas, y manifiesta que “los aportes de las mujeres están cada día permitiendo este crecimiento de la humanidad hacia lo que creemos es un horizonte más luminoso”.
Margarita Laso ha llevado su voz por todos los rincones del Ecuador y ha llevado la voz de nuestro país a países como Colombia, Perú, Cuba, Brasil, Estados Unidos, Chile, Panamá, El Salvador, Turquía.
Actualmente es articulista del diario Hoy de Quito.
Signos contrahegemónicos
Margarita tiene un aporte político contrahegemónico que lo manifiesta con su voz, con sus letras, y sobre todo en el rescate de la música ecuatoriana, el autoreconocimiento, el conocimiento de lo ecuatoriano, de lo diverso, de lo propio para que sea valorado, celebrado, disfrutado; manifiesta que para las personas es fundamental conocer su suelo, su tierra, la música de sus montañas, todo lo que enriquece ese entorno.
Rosa Elvira Palomeque López
(Chordeleg, 1900- 1986) Artesana alfarera, reconocida en su pueblo como una de las más grandes representantes de este arte, inició su trabajo desde temprana edad puesto que sus padres se dedicaban a la misma actividad. Se cuenta entre sus principales obras la elaboración de un cáliz que fuera entregado al Papa Juan Pablo II durante su visita al Ecuador en 1985.
Su trabajo fue reconocido, los jarrones, los platos y demás artículos eran muy bien elaborados; decorados de figuras relacionadas con la naturaleza que tenían gran acogida porque expresaban su alegría y su respeto a la madre tierra.
El desafío más grande inició con la muerte de su esposo, este acontecimiento fue un reto considerando que ella hasta ese momento se encargaba sólo de la pintura de los objetos; esta pérdida le colocaba ante dos caminos: abandonar esta actividad o aventurarse en la fabricación y decoración de objetos; ella eligió el segundo, no tardó mucho en superar la meta que se planteó.
Con el paso del tiempo, Elvira Palomeque, fue reconocida en todo el país, recibiendo constantes visitas nacionales y extranjeras que disfrutaban mucho del ingenio y habilidad de esta importante ceramista, lo que contribuyó a que Chordeleg sea reconocida por esta actividad.
La recuerdan en su familia como una mujer que predicaba la alegría en el trabajo, el amor a cada pieza que elaborada, sus consejos a favor de la paz y en contra de la violencia, sus sabias palabras, y se deseo de continuar con sus actividades hasta morir.
Elvira Palomeque murió a sus 86 años de edad sin perder en ningún momento la alegría, dejando grandes legados a sus hijos y a su pueblo, sus obras se encuentran repartidas por muchos lugares, así como sus enseñanzas y su aporte al arte y a las culturas de nuestro país.
Cuáles con los signos contrahegemónicos
Contrario a las imposiciones de este sistema patriarcal, Elvira demostró al quedar viuda, que el trabajo que implica el uso de la fuerza no está destinado solamente a hombres jóvenes; por ello sin problema, incorporó a sus responsabilidades, la de trabajar en la elaboración de las piezas desde la preparación de la tierra, el moldeado en el torno y la pintura de cada obra, rompiendo con los estereotipos creados sobre el trabajo destinado socialmente para las mujeres.
JUANA ESTRELLA
(Cuenca, 20 de Agosto de 1967) Actriz de teatro, desde pequeña dedicada a este arte; aprovechaba cada situación para crear su escenario, con su familia como público propio que veía crecer a una gran artista que poco a poco demostraba su habilidad para crear y recrear situaciones graciosas. Más tarde un aporte fundamental lo haría Pía, una prima, que organizaba obras de teatro con todos los primos.
Durante su niñez y adolescencia, Juana tenía formas particulares de autodesarrollar su conocimiento y habilidad en el teatro, realizaba el ejercicio de hablar como la mujer que hablaba en la televisión o en la radio imitando sus movimientos y sus gestos. Durante los primeros años de Universidad comprendió que su camino estaba en el teatro y desde ese momento hasta ahora sigue llenando de alegría a diferentes públicos y cuestionando la estructuras de este sistema.
No estudió para ser teatrera, sin embargo, sus conocimientos en el teatro los ha cultivado a través de cursos en diferentes lugares, con múltiples directores, considera que ha caminado desde el teatro clásico hasta la comedia, específicamente a la tragicomedia que es el área en el que le gusta mantenerse.
Juana cuenta con muchas obras conocidas en nuestro país y en otros países del mundo. Una de sus grandes obras es sin duda la de la escritora estadounidense Eve Ensler, “Los Monólogos de la vagina”, al casting en Ecuador se presentaron 500 mujeres y Juana fue seleccionada como auxiliar para reemplazar a cada una de las cuatro actrices de planta en caso de que alguna de ellas tuviera algún inconveniente y no pudiera presentar la obra; conocía los doce monólogos, por ello y por su versión muy propia de presentarlos, la directora de la obra le propuso que recorriera el país con la versión original unipersonal, gira que le permitió presentarse en los principales escenarios del país.
“La Magdalena”, otra de sus creaciones, es una obra que deseaba interpretar desde hace 20 años; cuando le propuso a Viviana Cordero recibió su inmediato apoyo, las dos se dedicaron a estudiar los libros de la teología Magdalenista, y el toque humorístico fue un aporte extra de Juana, la idea era desmitificar la historia de esta mujer; esta obra fue muy aplaudida en teatros nacionales e internacionales.
“La Escoba” es un homenaje a su familia, en honor al semanario cuencano la Escoba que se imprimía en los años 60; para la actriz, este material era perfecto para ser llevado al teatro, debido a que es una obra que permite expresar lo que siente, ver a la sociedad cuencana en un espejo o una radiografía de su estructura, cuestionando y mostrando los estereotipos cuencanos sobre todo aquellos con los que la actriz no está de acuerdo.
A diferencia de otras personas dedicadas al teatro, prefiere realizar monólogos porque considera que le dan libertad, que le permiten extenderse por todos los espacios, que le permiten viajar, conocer, mantener su línea, difundir su trabajo, llegar a más lugares, montar su escenario en cualquier lugar, por eso los sigue haciendo; no está de acuerdo con pertenecer a un grupo, participa en algunas obras como invitada pero no como actriz de planta.
Actualmente está preparando una obra denominada “Juana la loca” llena de todo el poder del cuerpo, de la decisión corporal, de la autonomía, de las Juanas impresionantes a quienes Juana Estrella les da vida con su estilo único, aportando al ejercicio de una vida libre y libertaria para las mujeres.
Signos contrahegemónicos
Aportes fundamentales de Juana Estrella son entre otros, haber desarrollado un teatro que responda a lo que ella piensa, no a lo que el mercado exija; que sus obras rompan con los estereotipos de género, en obras como “Los Monólogos de la vagina” y “La Magdalena”, que desafían a instituciones tan fuertes como la iglesia y que reinvindican el papel de la mujer en nuestra sociedad.
“Para el teatro hay que tener una potencia de corazón, y de pasión, entonces para mí el teatro es pasión, yo me subo a un escenario y tengo una fortaleza, yo me siento una guerrera, pero con mi cuerpo, con mi vida, con mis emociones, el teatro a mí me ha ayudado a equilibrar estas fuerzas”
Juana Estrella
JANNET ALVARADO
(Cuenca, 11 noviembre de 1963), Música, pianista y compositora, desde su niñez se destacó por su habilidad y su amor al piano y más tarde a la composición; inquieta por desarrollar su potencial, inició su aprendizaje observando las clases de piano que recibía su hermana, pronto a muy corta edad demostró su habilidad y sorprendió a su familia, esto motivó a su padre a contratar profesores particulares de piano hasta que posteriormente ingresó al conservatorio.
Creció escuchando música de diferentes culturas, música tradicional latinoamericana, música clásica de muchos lugares; ella considera que la gran motivación de su vida, fue la pasión de su padre por la música.
Por su gran destreza con el piano, Jannet tuvo buenas oportunidades de salir del país, las mismas que no pudieron hacerse efectivas debido a su corta edad, hecho que fue un impedimento para sus padres; sin embargo, continuó sus estudios porque sabía que el nivel que deseaba alcanzar aún le exigía trabajo y constancia, sentía que estaba en su camino pero necesitaba un rico en cultura, arte, en muchas áreas que se relacionan con la música. A su corta edad empezó a escribir en el pentagrama, obras ligeras, obras cortas, componiendo armonías.
Un concierto de Arturo Rodas le abrió el panorama sobre la música contemporánea, música compleja que requiere mucho estudio, y sin darse cuenta empezó a escribir música partiendo de la autoformación en composición.
Pasó del nivel de composición en donde el músico se imagina una melodía y escribe, o tararea un sonido y luego compone, llegó al nivel de conocer los instrumentos, de conocer una orquesta sinfónica, al nivel de conocer varios estilos, como en todas las artes, entendió que el camino era bastante complejo, pero el estudio, el contacto con compositores formales le permitirían tener el conocimiento para componer sus obras.
Más tarde viajaría a España lo que le permitió a la artista encontrar lo que necesitaba para crecer más allá de lo que en ese momento Cuenca y Ecuador le permitían; esta experiencia le abre nuevos panoramas y le da el sendero para mejorar su línea musical.
En el 89, escribió una obra para la orquesta sinfónica llamada “De las Concesiones”, que tiene un lenguaje contemporáneo, a partir de ello muchas personas que conocían la faceta de pianista empezaban a conocer la de compositora también. Asistía a varios encuentros de música contemporánea que le permitía componer y conocer diferentes estilos del siglo XX.
Entre sus composiciones incorporó poesías de Efraín Jara, Cristobal Zapata, Galo Torres, Sara Vanegas, Roy Siguenza, en busca de la relación con la literatura, debido a sus estudios universitarios en Lengua y literatura y a su simpatía por este arte, aprovechó para componer una serie de estilos contemporáneos propios con poesía, una interacción de música y palabras, sin duda un ciclo muy especial para esta compositora.
Actualmente esta componiendo una ópera que como manifiesta: “no quiere y no tiene por que imitar”, con gran pasión porque considera a la música parte de su vida y considera que como a cualquier arte, la música exige que se mantenga en una búsqueda permanente
Licenciada en Musicología, desde muy joven, profesora de piano en el conservatorio, luego en la Universidad del Azuay en donde se graduó, ha procurado desarrollar las destrezas de sus estudiantes, profundizar al máximo en las enseñanzas, impulsar a que aprecien el arte y que sean exigentes consigo mismos para alcanzar los mejores niveles en los diferentes instrumentos, demostrando que la música requiere esfuerzo y que quién no lo sienta de esta forma, no llegará lejos a la meta.
Actualmente es miembro del Consejo de Escuela, Profesora de Análisis Musical, Armonía, Pensamiento Musical y Coro de la Universidad de Cuenca de la Facultad de artes de la escuela de música, convencida que la inspiración no viene del talento, sino del trabajo. Con presentaciones en conciertos de piano y órgano clásico dentro y fuera del país, composiciones para formato orquestal, de cámara, electroacústico y de piano interpretadas dentro y fuera del país. Profesora del Conservatorio “José María Rodríguez”.
Y desde otros espacios ha elaborado ensayos y artículos sobre crítica musical y etnomusicología, artículos en revistas y diarios de arte, con el fin de desarrollar un pensamiento artístico en las personas.
Participó en la Banda sonora para el cuento “Julián en el Barranco”. Realizó el ensayo: El Tono del Niño cuencano para la revista del CIDAP artesanías de américa.
Signos contrahegemónicos
Las mujeres como en otros espacios tienen limitaciones, pero el trabajo y el esfuerzo ha logrado posicionar a Jannet Alvarado como una representante de las mujeres en este ámbito, mostrando que no es suficiente el talento, que estar entre las mejores es cuestión de ver más lejos de lo que la sociedad nos muestra, de sentir que los sonidos nos transportan a lugares diferentes, a culturas diferentes, a emociones diferentes y que es necesario explorarlos y romper con las fronteras del pensamiento.