Sobre Reinados Infantiles

Sandra López A.

POSICION DEL OBSERVATORIO CIUDADANO DE LA COMUNICACIÓN FRENTE A
POSIBILIDAD DE REALIZACION DE REINADO INFANTIL EN CUENCA

Por: Sandra López A. (Secretaria Comité Permanente Observatorio Ciudadano de la Comunicación; Coordinadora de GAMMA)
Frente a la propuesta de realización del evento “Primer Reinado Infantil”, que se ha puesto en consideración del Concejo de la Niñez, al ser este último, espacio de Garantía de Derechos para Niños, Niñas y adolescentes, parte del Observatorio Ciudadano de la Comunicación, nos permitimos presentar algunas consideraciones y argumentos al respecto.

El Observatorio Ciudadano de la Comunicación nace como un espacio para aportar en el análisis de los mensajes de los medios de comunicación, posibilitar la reflexión, debate y propuestas alternativas, frente a su directa relación con el sostenimiento de situaciones de inequidad y subordinación de las mujeres frente a los hombres, misma que se encuentra naturalizada, es decir que se considera parte normal de las relaciones sociales y que se expresa todo el tiempo en los medios de comunicación; situación que además se encuentra en la base de problemáticas sociales como la violencia, el abuso y la falta de oportunidades prácticas para las mujeres que les permitan integrarse plenamente en el desarrollo del país.

Algunas estadísticas evidencian la situación: según el censo económico, las mujeres reciben hasta un 29,1% menos de salario, en exactamente el mismo sector ocupacional que los hombres; del total de alcaldías en el país, solo 6,4% están a cargo de mujeres; en las prefecturas provinciales, encontramos 21 hombres y 2 mujeres prefectas; las mujeres trabajan hasta 17 horas más por semana que los hombres; 6 de cada 10 mujeres viven violencia intrafamiliar; una de cada cuatro mujeres ha vivido violencia sexual.

Las cifras en latinoamérica y en el Mundo no son menos alarmantes: 1 de cada cinco niñas/os, sufre violencia sexual en nivel mundial; en Latinoamérica 5 de cada 10 niñas y 4 de cada 10 niños ha vivido este tipo de agresión que implica serios daños en su fisiología, biología y desarrollo en general. Cuatro millones de mujeres, jóvenes y niñas, cada año, son objeto de compra y venta para ser prostituidas, esclavizadas, y obligadas a contraer matrimonio forzoso en muchos países del mundo. Más de 2 millones de mujeres y niñas son explotadas sexualmente en todo el mundo.

Estos datos, nos permiten observar que la problemática es muy preocupante y que se requiere actuar desde diversos espacios para aportar en su transformación.

Los medios de comunicación, mediante mensajes que reproducen estereotipos de mujeres y hombres que subordinan a la primera y la hacen objeto del hombre, ejercen una función importante en el fomento de estas inequidades y de la discriminación.
El Observatorio Ciudadano de la Comunicación, desde el inicio de su accionar en Cuenca, hacia el año 2004, ha realizado más de 15 estudios técnicos de mensajes de los medios de comunicación, centrando su análisis en diversos formatos: publicidades, noticias de televisión, programas de entretenimiento, noticias sobre violencia contra las mujeres, entre otros.

Uno de los objetivos de los estudios técnicos es contar con insumos que permitan evidenciar el uso permanente de estereotipos de mujeres y de hombres en los medios de comunicación; modelos que son justamente los sostenedores ideológicos de la problemática social actual descrita en párrafos anteriores. Con los resultados de estos estudios, se ha realizado un fuerte trabajo de formación, sensibilización e incidencia política.

Son muchos los hallazgos de estos estudios técnicos e investigaciones en medios de comunicación, aquí presentamos algunos datos que nos parecen relevantes para el tema en cuestión y que son resultados del último estudio técnico realizado en diciembre de 2012:

– Los mensajes publicitarios se dirigen a niños y niñas en un 22% del total – Del total de personajes que aparecen en la publicidad, un 18,65% son niños y niñas, es decir, casi la quinta parte. – Cuando se presentan a niñas y niños en la publicidad, las niñas están con apariencia elegante un 75% de casos, mientras que los niños lo hacen un 60% de los casos. – Las niñas y niños presentes en la publicidad están físicamente catalogados dentro del estereotipo occidental de belleza en un 91% de los casos, siendo las niñas quienes comparativamente, aparecen 10 puntos más que los niños con este atributo físico. – Los mensajes publicitarios protagonizados por niñas y niños, evidencian situaciones de subordinación para las niñas en un 80% de piezas mediáticas. – Por otra parte, si se toma en cuenta la presencia general de mujeres y de hombres de todas las edades; los hombres aparecen en primer lugar, ejerciendo poder o control sobre las mujeres (43%), luego como expertos o analistas (36%) y finalmente como objetos decorativos (15%) para anunciar cualquier tipo de producto; en cambio, las mujeres, aparecen en primer lugar como objeto sexual (55%), en segundo lugar, objeto decorativo (30%) y después, con un porcentaje bastante alejado, 12%, como analistas o expertas.

Estos pocos datos permiten afirmar que las piezas publicitarias están reforzando los estereotipos de género, mediante modelos y roles para mujeres y para hombres que no aportan a su pleno desarrollo. Si bien este tipo de mensajes podrían parecer inofensivos, al estar presentándose de manera reiterativa en los medios de comunicación, se ha analizado su íntima relación con la realidad descrita anteriormente.

Esta naturalización o normalización de la situación de inequidad, no es reforzada únicamente en los medios de comunicación, de hecho, su reproducción y sostenimiento social encuentra su base en las instituciones y espacios de relación social en las que nos desenvolvemos todo el tiempo y a través de las cuales pasamos de acuerdo a las diferentes edades de desarrollo: grupos familiares, escuela, colegio, universidad, espacios de trabajo, grupos de amistad, espacios públicos, etc. etc.

Los concursos de belleza que desde hace muchos años se llevan adelante para, entre comillas, resaltar y premiar los valores y las características femeninas, son también espacios en donde se reproducen y refuerzan estereotipos, y en donde además se refuerza el pensamiento social (imaginario) que promueve la valoración o consideración de la mujer como objeto y más específicamente como objeto sexual. Este tipo de concursos han sido criticados durante años, por estudios sociológicos que reflejan y explican la relación directa entre esta valoración y situaciones como la violencia hacia las mujeres, la trata de mujeres para explotación sexual, la violencia y el abuso sexual. Si consideramos a alguien como objeto, entonces se le puede tratar como tal.

El análisis anterior se puede ampliar para observar la realización de concursos de belleza en los que las protagonistas serían NIÑAS, con el agregado adicional, de que niños y niñas, son un grupo poblacional de especial protección por parte del Estado y por ello, existe una Doctrina de Protección Integral, con lo cual, queda claro que es el Estado el responsable de garantizar el ejercicio de derechos para niñas y niños.

Las mujeres adultas no requieren autorización expresa de otra persona para participar en este tipo de eventos; las niñas, requieren la autorización de una persona adulta para hacerlo. Si por un momento, dejamos de lado un evento como el que se propone y ponemos en otro contexto la autorización que pueden dar madres y padres imaginemos estas situaciones: – La niña quiere asistir sola a una fiesta para jóvenes o personas adultas; la madre le da permiso y esto sirve de aval para dejarla ingresar, por ejemplo, en una discoteca. – El niño quiere entrar a un show para hombres; el padre le da permiso y esto sirve de aval para dejarlo ingresar. – La niña sin saber, es entregada para tráfico sexual por un padre, madre o persona adulta a cargo que recibe dinero a cambio por esta “transacción”.

Solo al analizar estos casos, se puede observar que no basta la autorización de la madre o del padre para que niñas y niños realicen cierto tipo de actividades. En todos los casos anteriores, existe un Estado que impedirá o por lo menos, intentará impedir por todos los medios que niños o niñas, sean sometidos a este tipo de situaciones, que en lenguaje cotidiano, es violencia y según la Doctrina de Protección Integral, son claros hechos que atentan contra los derechos de niñas, niños y adolescentes; defender esto, es defender el “interés superior del niño o de la niña”.

En uno de los múltiples estudios que se han realizado al respecto de los concursos de belleza infantil, existentes en otros países, se ha dicho que “Generan una autoestima basada en la belleza temporal y ficticia: cuando se decide vestir de princesas a las niñas lo que se está haciendo es crear una autoestima y una idea de belleza basada en algo que no existe, es decir una princesa de cuento de hadas que nada tiene que ver con la realidad. En muchas ocasiones, dentro del mundo de las ideas de la infancia, no se logra entender que el concurso es temporal, y muchas niñas crecen con la idea de que siguen siendo esa princesa que cuando niña y nunca cambian su estilo de vestir lo que termina afectando su vida diaria al recibir criticas y ser criticadas en la escuela o en otros espacios, o inclusive en su vida futura”; en los últimos días hemos escuchado muchos comentarios al respecto de la personalidad desarrollada por una adolescente famosa en los Estados Unidos quien claramente está sufriendo las consecuencias del abuso durante su infancia para mantener una imagen artificial. En este mismo sentido, la propuesta del Senado Francés, “En contra de la hiper-sexualización: una nueva lucha por la igualdad”, insta a prohibir la ropa de adultos en tamaño para niñas, como los sujetadores con relleno y los zapatos de taco alto, y pidió poner punto final a las competencias para menores de 16 años; literalmente afirman: “No permitamos que nuestras niñas crean desde una corta edad que solo valen por su apariencia”.

Ni qué decir de la relación e implicaciones de los concursos de belleza infantil con problemáticas como la bulimia, la anorexia, o mucho más grave aún, la trata de niñas, o el abuso o violencia sexual contra las niñas.

Se podría argumentar por otro lado que este tipo de eventos fortalecen el autoestima o que potencian el desarrollo de la comunicación; se puede decir que estimulan la capacidad de hablar ante el público sin timidez; sin embargo, este mismo tipo de habilidades y aspectos positivos, se pueden lograr en eventos alternativos, que posibiliten la recreación y el desarrollo infantil, sin arriesgar la profundización de las problemáticas descritas; y por supuesto si es así, dirigidas a niñas y a niños.

La Constitución Ecuatoriana por su parte señala: “Las niñas, niños y adolescentes tendrán derecho a su desarrollo integral, entendido como proceso de crecimiento, maduración y despliegue de su intelecto y de sus capacidades, potencialidades y aspiraciones, en un entorno familiar, escolar, social y comunitario de afectividad y seguridad…”.

Con todas las consideraciones anteriores, y con base en los múltiples estudios técnicos e investigaciones realizadas por parte del Observatorio Ciudadano de la Comunicación, se recomienda al Concejo de la Niñez, no permitir la realización de este evento e iniciar un debate local con el fin de analizar otros eventos similares sobre los que anteriormente no se ha tomado posiciones, de manera que se pueda construir una política de regulación al respecto; pero sobre todo, de forma que las personas puedan analizar y conocer a profundidad las consecuencias de la realización de este tipo de certámenes, para mujeres de cualquier edad, y más aún, las implicaciones que tienen en el caso de las niñas.

Dejar una respuesta