Las campañas de liberación ya sean del esclavismo, de la monarquía, del colonialismo, e incluso, del imperialismo, emancipan a los hombres (léase varones) que conforman el sector social oprimido. Desde este punto de partida, podemos declarar que estos procesos emancipadores e impulsores de justicia social se basan en una noción progresista que dio pie a un discurso humanista, planteando un nuevo paradigma, que, a pesar de todos los avances, sigue siendo: el hombre; por lo tanto, el camino recorrido por la humanidad sigue sólo una de las vías para el desarrollo, dejando la vía de las mujeres como un apéndice que avanza en tanto recorre el primero, y a su sombra.
A partir de esto, se han elaborado teorías que brindan aportes para el análisis e intervención social desde una posición política transformadora, por ejemplo: género y equidad. Estas categorías contribuyen en una revolucionaria forma de comprender la justicia y la lucha por alcanzarla, pues ponen de manifiesto las causas de la subordinación y las consecuencias individuales y colectivas de este hecho.
Estas categorías han sido insertas en una metodología que ha podido evidenciar que la inequidad se construye sobre sistemas de subordinación social que excluyen a las personas por diferentes condiciones: edad, género, etnia, origen, situación económica, etc.; así, en dichos sistemas evidenciamos las diversas formas de exclusión que ha creado el sistema actual para mantener y profundizar el sometimiento, si bien, un campesino es excluido, la campesina a más de ser excluida por esta condición es excluida por ser mujer, es excluida por su compañero, también subordinado.
La movilización social que se ha provocado por la utilización de los conceptos, las estrategias y las metodologías de género en los procesos de desarrollo, nos llevan a manejar un nuevo lenguaje, un lenguaje que mantiene presente que en el mundo existimos mujeres y hombres y, por tanto, cuando nos refiramos a la humanidad debemos hacerlo desde esta innegable realidad.
¿Todo este esfuerzo para qué? Para cambiar los sentidos comunes sociales, para generar una nueva concepción de la humanidad. Este aporte es transformador en esencia y, todos los aportes de la lucha de las mujeres apuntan, consciente e incluso, en algunos casos, inconscientemente a esta nueva forma de asumir la vida.
Así, la presencia de las teóricas lejos de confundir y caotizar las sociedades, propone organizarla desde esta posibilidad: la equidad.