¿Qué es el CEN? Alan Bolt, nuestro Guía y compañero de camino, dice que es un espacio en el que se guarda el conocimiento, en el que se observan los hábitos de la naturaleza para comprender las lógicas del funcionamiento que tiene la red de la vida. Es la casa del tejido viviente, un CALMECATL que busca guardar la antigua tradición de los y las Tlamatinime (Cultura Nahuatl)
El CEN es un espacio en el que buscamos a diario hacer efectiva una forma alternativa de vivir, alternativa al sistema actual fundado en la exclusión y el abuso (Bolt, 2004).
Contar con el CEN nos pone todo el tiempo frente a varios retos: conocer la integralidad del contexto, especialmente el contexto ambiental; conocer cómo funcionamos los seres humanos con nuestros razonamientos y con nuestras emociones (cómo tomamos decisiones, qué nos motiva, qué nos impulsa, cómo nos relacionamos para construir sociedades, qué elementos culturales y biológicos convergen en cada ser y en cada sociedad para que este sistema que discrimina, violenta y excluye se sostenga).
El resultado de las respuestas y análisis frente a estos retos se convirtió en el marco teórico y metodológico del CEN, a continuación los resumimos:
El planeta está afrontando cambios vertiginosos que afectan su clima, su geografía y su capacidad reproductora y mantenedora de la vida tal como la conocemos. El cambio climático, consecuencia de la acción destructiva de la especie humana, está provocando en grandes regiones del mundo inundaciones, sequías, olas gigantes, terremotos, huracanes y toda una serie de fenómenos extremos que no sabemos enfrentar. Las movilizaciones y desplazamientos masivos por causas climáticas serán cada vez más frecuentes, la sobrepoblación y el hacinamiento junto con la escasez de agua limpia y la crisis alimentaria traerá gravísimos problemas sociales: la violencia social se incrementará en todos los ámbitos y especialmente contra las mujeres.
Estamos en un momento de la historia de la humanidad en el que tenemos que tomar la decisión de posibilitar la continuidad de nuestra especie o de seguir aportando a su
desaparición, el planeta ha existido millones de años antes de nuestra aparición y continuará existiendo después de nuestra extinción, por lo tanto, no se trata tanto de salvar el planeta cuanto de salvar nuestra especie. Si bien la aparición y desaparición de las especies en nuestro planeta son parte del ciclo evolutivo, lo triste de nuestra extinción es que somos una especie muy joven y no hemos logrado aún mostrar lo mejor que tenemos y, de otra parte, que el proceso de extinción al que la humanidad se ve abocada no está siendo el resultado del ciclo planetario sino del estilo de vida que se ha impuesto. A lo dicho debemos sumar que el estilo de vida imperante no solo provocará nuestra extinción sino la de las otras especies.
Aún cuando tenemos datos científicos incuestionables, existe una corriente de pensamiento que sostiene que no enfrentamos una crisis ambiental. El punto fue no quedarnos en la discusión de quién tiene razón sino asumir lo que tenemos ante nuestros ojos y utilizar la lógica. Si los gases invernadero se quedan atrapados en nuestra atmósfera, y si los desechos del proceso de producción y consumo humano van a parar, en la mayoría de casos, en las aguas (mares y ríos) del planeta, es lógico pensar que, por un lado, la temperatura se elevará y que ese aumento incidirá en los vientos, en la humedad, en el tiempo y en la lluvia (indicadores básicos para el sostenimiento de la vida tal como la conocemos); por otro, el agua, contaminada, morirá, el agua tiene la virtud de limpiarse a sí misma, de descontaminarse, pero esta fantástica cualidad se enfrenta a cantidades masivas con las que no se puede lidiar y, si a esto le sumamos el aumento en la temperatura, entonces es obvio que la frágil red que sustenta la vida está en peligro.
Frente a esta reflexión lo primero que hemos consideramos en el CEN es su ubicación. Un espacio que nos permite cuidar el agua y el bosque para de manera práctica observar y entender la relación de dependencia que tenemos con el ambiente, con la naturaleza: cuál es el papel del bosque en la red de la vida, el papel del agua, el papel de las plantas, el papel de la siembra y la cosecha sin alterar el bosque y sin alterar los suelos con cultivos intensivos y/o con uso de químicos, cómo podemos cosechar alimentos a pequeña escala para sostener la existencia.
A pesar de que aún no generamos todo lo necesario para la subsistencia, tenemos alimentos esenciales: papas, maíz, habas, arvejas, ocas, mashuas, lechugas, coles y varias hierbas comestibles y medicinales. Y también alimentos deliciosos, como la miel de flores del páramo que nos regalan las abejas que han logrado adaptarse a este clima. Todo lo que producimos en este ámbito es discutido en equipo y la decisión se toma colectivamente. De esta manera práctica todas participamos, producimos elementos esenciales y lo hacemos garantizándonos un entorno armónico. Lo dicho nos posibilita aportar de manera directa en la realización de tres NHE: subsistencia, participación y afecto; al mismo tiempo todo el proceso de producción aporta en el conocimiento (nuevos saberes sobre cómo funciona la naturaleza, cuál es su comportamiento), en la creatividad (experimentación con base en los conocimientos que vamos adquiriendo) y en la trascendencia (comprensión de que somos parte de algo mucho más grande y complejo que supera nuestra individualidad finita y egocéntrica).
Desde el año 2008, hemos acogido a cientos de personas en grupos pequeños. Grupos pequeños que pueden verse y oírse, que pudeden integrarse con el bosque sin el barullo y el ruido de las multitudes, grupos pequeños que posibilitan momentos de soledad para respirar la vida que nos brinda cada planta, cada ave, cada gusano, cada abeja, cada quebrada, cada orquídea enana, cada garúa, cada viento fresco o cada temporal. Grupos pequeños que con la guía del bosque Alto Andino y del Páramo encuentran la confianza y la solidaridad para juntarse y enfrentar el frío de su pasado… y de la montaña.
Aquí algunas de las acciones que hacemos y hemos hecho en nuestro CALMECATL:
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