En efecto, la sociedad ha delegado a las mujeres la tarea de educar a sus hijas e hijos en el marco de una cultura patriarcal, en la que, las mujeres y hombres tendrán que cumplir roles diferentes, tendrán que comportarse de diferente manera y tendrán que ubicarse en diferentes espacios. A más de esto, las mujeres deberán inculcar en sus hijas e hijos cuáles de estos roles, de estas formas de comportamiento y de estos espacios son los que tienen valor social y económico. Hasta aquí parecería que la “m” está plenamente justificada.
¿Qué hacen los padres en la casa? La sociedad patriarcal no les ha delegado la tarea de reproducir el sistema desde el trato directo con hijas e hijos, les delegó el control para que el mandato se cumpla, así veremos con naturalidad que un padre se moleste si una madre enseña a su hijo a varón a lavar, bordar, cocinar, zurcir, barrer o trapear. Hombres y mujeres nos molestaremos ante esta ruptura de la norma, y entenderemos que un esposo “reaccione” ante esta situación. Así, si bien machismo no tiene la p de papá en su significante, lo tiene en su significado